En los años 70 y 80, Tammy Faye y su marido, Jim Bakker, pusieron en pie -prácticamente de la nada- la red de cadenas religiosas más grande del mundo, así como un parque temático y gozaron de una inmensa popularidad por sus mensajes de amor, aceptación y prosperidad. Tammy Faye era conocida por sus pestañas indelebles, su original forma de cantar y su gran generosidad a la hora de acoger a todo tipo de personas. Pero las irregularidades financieras, las rivalidades y los escándalos no tardaron en derrocar un imperio construido con gran meticulosidad. Estreno en cines próximamente.