Tras “Prometheus”, estrenada en 2012, Ridley Scott regresa como director con la secuela. Es la segunda entrega en la serie de precuelas programas de Alien. Como ocurrió en la anterior entrega, la acción ocurre en el mismo universo de la saga, años antes de los eventos de “Alien, el octavo pasajero” (Alien), y hace alusiones a la existencia y origen de la criatura de las películas de Alien y a la corporación Weyland.
En esta nueva película de terror y ciencia ficción, intervienen nuevos guionistas, John Logan y Dante Harper, basándose en la historia de Michael Green y Jack Paglen.
Repite fugazmente Noomi Rapace, como la doctora Elizabeth Shaw, una arqueóloga, miembro y superviviente de la tripulación de la destruida Prometheus y Guy Pearce, como Peter Weyland, millonario fundador y CEO de Weyland Corporation. Además de Michael Fassbender con doble interpretación (David y Walter).
La historia comienza a bordo de la nueva nave colonia Covenant, con un nuevo y avanzado “sintético” Walter (Michael Fassbender). Tras un incidente, cambian su rumbo a un nuevo planeta, lo que creen que es un paraíso inexplorado, pero resulta tratarse de un mundo oscuro y hostil cuyo único habitante es el modelo anterior al existente “sintético” llamado David, único superviviente de la malograda expedición de Prometheus.
Es cierto que la historia comienza algo lenta, y a pesar del primer incidente, acción no vemos mucha en los primeros minutos del largometraje, ni con la llegada de parte de la tripulación al nuevo planeta. Ahora bien, la atmosfera que se crea a partir de ahí, está conseguida, y prueba de ello es el planeta completamente deshabitado, o al menos es lo que ellos piensan. Como suele ser habitual, una serie de infortunios es lo que desencadena todo, además de que de nuevo comprobamos como la estupidez humana sigue existiendo, pasen los años que pasen, y sin importar si eres biólogo o el líder de la nave. El claro ejemplo es Oram (Billy Crudup).
Con muy pocos sustos, al menos la historia está bien explicada, con detalles nuevos sobre lo ocurrido en la anterior, “Prometheus”, y con unos notables efectos especiales. “El bicho”, sigue dando miedo, e impresona su “nacimiento” en los seres humanos en los que usa de huésped, hay sangre, avisados quedáis.
El principal escollo de la historia es que intenta ponerse seria en algunos momentos. Algo que no llega a lograr ya que ocurren ciertas cosas, una de ellas produjo carcajadas en la sala. Por lo tanto, aunque la parte que se muestra sobre los límites de la ciencia, o incluso temas de la religión, ya que se habla de “creador”, y la figura que interpreta David, resultan interesantes pero no convencen demasiado. Si aprueba, no solo por los efectos especiales, también por el desenlace de la historia, aunque no nos encontremos con un giro inesperado de guion, al menos destaca y no peca como otras películas del género en tener el mismo tipo de final.
Nota: 6,5
«Alien: Covenant», se estrena el 12 de mayo de 2017.
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