Cuenta Nacho Cano que ha tardado doce años en hacer realidad este musical. Libreto, letras, dirección y música. Más de 40 artistas en cada función, sobre un escenario de 29 metros de largo, con cascada de agua incluida, y unas graderías y butacas imposibles de ver en la gran vía madrileña. Por eso, el espectáculo se encuentra en IFEMA Madrid, y junto a otras carpas, una de ellas denominada el Templo Canalla, de más de 1000 m2, alberga una experiencia gastronómica fusión México-española (tacos, margaritas, tequeños…) totalmente tematizada y con DJ, que es posible disfrutar hasta dos horas antes del espectáculo, y si acudís a la última función, la fiesta continúa luego.
Todo cuidado al detalle, y eso también se nota al acceder a la zona del espectáculo, con buena visión del escenario desde cualquier punto, uno parece encontrarse en un auditorio antes que en una carpa, ya pueden tomar nota otros espectáculos como el Circo del Sol, y poner este tipo de butacas con el que estar unas tres horas sentado.
La historia comienza con un Hernán Cortés de niño obsesionado por las Américas desde el viaje de Colón en 1492; y Malinche, una azteca vendida como esclava con nueve años. Será en la expedición que Cortés hará a México en 1519 cuando ambos se conocerán y comenzarán una historia de amor que dará lugar a su hijo en común: Martín Cortés.
Una historia de diversidad, multiculturalidad, amor, y amistad. Llena de momentos sin sentido, al estilo Nacho Cano no nos engañemos, y con personajes como el de Fray Olmedo (interpretado por el artista Nacha La Macha), que lleva el peso de la obra y provoca varios de los momentos “divertidos” del musical.
El libreto, mejor no tomárselo muy en serio y obviarlo, al igual que de los momentos de Cortés sin camiseta. Se ve compensado por el vestuario, cuerpo de baile y los cambios de escena. El sonido, concretamente las voces, mejorable. En ocasiones se escucha más el ruido del sistema de ventilación, más que a los propios cantantes, en estos casos os tocará leer las letras de las canciones que proyectan.
En definitiva, es una propuesta que no deja indiferente, y que ofrece una experiencia horas antes del espectáculo. Si sois fans de Mecano, tendréis vuestro momento al final. Total, una incongruencia más en la lista qué más da. Es la obra de Nacho Cano, y ha hecho lo que ha querido.
«Malinche, el musical», en IFEMA de Madrid. Entradas desde 22,50 €. Buena visibilidad desde la mayoría de butacas, aunque la imagen superior es desde un lateral, el escenario aún estaba oculto bajo el telón. Está prohibido realizar fotografías y vídeos durante el espectáculo, ni tampoco en la parte de saludos finales, algo incomprensible. Veréis al personal de sala muy atento a esto, además de que si hacéis amago de encender la pantalla del móvil os apuntarán al instante con el rayo láser, lo mismo que ocurre en el teatro Lope de Vega, con «El Rey León».
Nota: 6,5